Cerveza victoria

17.11.2013 17:39

ALFONSO VÁZQUEZ ­Un grupo de eucaliptos de gran porte frente a El Corte Inglés marca el sitio donde se encontraba la fábrica de las Cervezas Victoria, en la calle Don Íñigo, en El Perchel. Uno de esos árboles lo plantó Pedro Portillo Franquelo siendo un niño, en 1943, en lo que entonces era el patio de la fábrica.

Allí, en la calle Don Íñigo, vino al mundo en 1933. Por la familia materna era descendiente de una saga genovesa que llegó a Málaga a finales del XVIII y que en 1810 ya se dedicaba a la tonelería. Don Pedro era sobrino y ahijado de Luis Franquelo, el hombre que, visto el declive de la tonelería, transformó el negocio en la más famosa industria cervecera de Málaga, la fábrica de Cervezas Victoria, inaugurada en 1928.

El joven Pedro Portillo compaginó las clases en el colegio de San Agustín con el lavado de las botellas verdes de cerveza (de color ámbar a partir de los 60), con lo que ayudaba al portero y se ganaba un pequeño jornal.

Su labor profesional estuvo llena de inquietudes. Era perito industrial, pero también estudió armamento y construcción militar y pasó cuatro años como militar en el Sáhara. También fue durante muchos años catedrático de Topografía y Oficina Técnica de la Universidad de Málaga, hasta su jubilación, sin olvidar que era licenciado y doctor en Económicas. Además, era académico de mérito de la Academia Malagueña de Ciencias.

Su probada formación le hizo colaborar y realizar físicamente el traslado de la fábrica de Cervezas Victoria del Perchel a las nuevas instalaciones en el polígono Guadalhorce en 1968, cambio de sitio motivado por los planes de la Prolongación de la Alameda.

Pero no acaban aquí sus inquietudes intelectuales porque siempre sintió un gran amor por la perdida cultura marítima malagueña, que ayudaría a rescatar, incluida la carpintería de ribera. Como explicaba hace unos días en este diario su hijo, el abogado y escritor Pablo Portillo Strempel, su padre se sacó el carné de carpintero de ribera para poder construir con sus manos una barca de jábega, una vocación heredada por su hijo, que acaba de publicar el libro La Carpintería de Ribera y la Barca de Jábega en la Provincia Marítima de Málaga. De hecho, padre e hijo son socios fundadores de la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega, en la que don Pedro pudo colaborar con un reciente trabajo sobre la barca de jábega, algo que también hizo en la revista Péndulo, de su Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales.

Precisamente, la labor investigadora es algo que don Pedro nunca abandonó. Entre sus obras hay que destacar el libro Málaga y su Escuela de Peritos. Ambiente, personajes no famosos de una época y 50 años de recuerdos editado por la Universidad de Málaga.

Cuando hace justo dos años compartió sus recuerdos en la sección Mirando Atrás de La Opinión, tenía acabado un completo manuscrito que finalmente pudo ver publicado en 2012 en forma de libro: Tonelerías y cervezas malagueñas. Las familias Buzo, Franquelo y Sarlabós.

Al conocer su fallecimiento en la noche del pasado domingo, el Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales recordó los muchos años que don Pedro desempeñó el cargo de profesor en la Escuela. Con él se marcha buena parte de la memoria de las Cervezas Victoria, un profesor entregado, un hombre educado, de gran cultura y humanidad y un amante de la cultura marinera de Málaga. Descanse en paz.